Inocencia en sus ojos
muchos sueños en su haber
ilusiones que motivaban su vida
deseos que la veían crecer.
Al mal tiempo siempre una dulce sonrisa
dedicaba con placer
pues sabía que había de levantarse
y mostrar así la fortaleza de su ser.
Una niñez precoz
una adolescencia arrebatada
una juventud predestinada
una vida ya dibujada.
Tan sólo tenía el control de los matices
el control de mantener viva la ilusión
el matiz de la esperanza
al que se aferraba con pasión.
Nunca fue suficiente
para allanar el dolor
siempre fue necesario
para continuar la labor.
Hoy esos matices
dan sentido a su ser
y en ese duro viaje
le ayudan a crecer
Lo bello de la vida, los matices
porque sino no tendría sentido
no creceríamos por dentro
nos quedaríamos en el camino.
viernes, 8 de abril de 2011
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